septiembre 01, 2018

Abismo gravitacional


Hay una gravedad que siempre ha estado en mi mente,
que quiere lo que yo más quiero.

Mis manos intentan evitarlo al quebrar sus dedos,
imitando a un insecto cuyas patas se anclan a la cordura,
escalando entre el abismo gravitacional y el sol grisáseo,
escribiendo sobre un tallo cuyo jardín
fue abonado por estiércol, orina y muerte,
de una fauna en flores de larva
que tejen su capullo con pétalos de otoño.

El tallo seca a la vez que yo escribo, a cada paso,
torciéndose en verde sangre,
mientras sus hojas se resquebrajan con el viento,
girando en un vórtice desmedido hacia el abismo.

Siento el cliqueo de las alas,
un crujido, y me despierto,
intento volver,
pero mi mente se ha ahorcado en mis dedos,
y con ello, también,
mi esperanza.

...

La gravedad en mi mente
estrelló lo que yo más quise,
en forma de charco sobre un pavimento,
a causa de un tallo al filo de la corniza,
escapando de una fauna inexistente.

.

El charco se extiende por mi cabeza,
pinta la yema de mis dedos,
el abismo se hace un punto,
el sol se hace negro,
y la tierra abre su boca seca,
sobre mi cuerpo...

Y no me encuentro más...