julio 20, 2010

Soñaste caer siempre
y no volviste
- un viaje despierto -
a mis manos cadavéricas
al otro lado de la pared,
una penitencia eterna
una espera vencida,
un amanecer inexistente,
un tiempo inexorable;
la delicia de un jarro
bebido por dioses.

Una niebla inmensa,
el poder que ejerce la ceguera,
un destino trágico.

Una poesía sin letra,
un hombre sin tórax.