Oh! sonad esqueléticas campanas,
con tu totalmente vacío ritmo
cual imitanto al minutero
en una abierta boca rota
llena de tierra, ventanas y puertas.
Oh! el mustio martirio de tener
unos ojos que no ven nada,
una mano que es el desierto mismo.
Una boca que es el mismo infierno
y cuatro paredes que no hablan nada.
!Qué deseo el encontrar!
entre tanta maleza la arquitectura perfecta,
un búnker gigantesco de toques Europeos;
vivir a la mano con el tiempo,
gozar un tanto de este ritmo grotesco.
En tanto espero, yo y mi tiempo,
yo y mi mundo, yo y mi gente; yo.
Yo y mi pueblo.